03 septiembre 2024
Vivimos en una sociedad llena de estímulos que nos conducen al consumo. Consumimos comida, bebida, ropa, calzado, ocio, redes sociales, viajes… incluso personas. Todo está montado para que no dispongamos ni un solo minuto para parar. Así estamos todo el día de un lado para otro con prisa porque no nos da la vida. Que si el trabajo, el gimnasio, los niños, la compra… y cuando llega el fin de semana entonces queremos ocio: cine, conciertos, bailar, quedar con amigos…Vamos, la cuestión es no parar.
Hemos aprendido a estar muy ocupados y no tenemos tiempo apenas de parar a pensar y estar con nosotros mismos, en silencio, sin más.
No sabemos estar solos porque está estigmatizado eso de estarlo. Parece que si no tienes una rica vida social eres menos valioso. Mucha gente llega a tener relaciones de dependencia. Con tal de no estar solo, cualquiera me vale. Eso es dependencia emocional e inmadurez y puede esconder miedo a enfrentarse a uno mismo.
¿Sabías que cuando aprendes a sostenerte a ti mismo/a sin depender de los demás es una señal de que has aprendido a quererte?
Cuando uno sabe estar solo entonces es que ha alcanzado la verdadera independencia. Puedes estar con los demás pero en una relación de interdependencia, no de dependencia.
Cuando no dependes de otros para sentirte bien es cuando tus relaciones empiezan a ser sanas de verdad.
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